ÚLTIMO TRIMESTRE FUE EL MÁS DURO PARA LAS FAMILIAS DE LIMA EN ÚLTIMOS 21 MESES.
En setiembre, la confianza del consumidor mejoró dos puntos respecto a agosto, el componente expectativas familiares reportó el mejor resultado, mientras que el peor lo tuvo la situación familiar actual.
En setiembre, el índice de confianza del consumidor de Apoyo Consultoría en Lima Metropolitana se situó en 54 puntos, que es un nivel similar al observado, en promedio, durante los tres meses previos, aunque significó una mejora respecto a los 52 puntos registrados en agosto.
Esto refleja pocos cambios respecto de cómo las familias están percibiendo las condiciones actuales para consumir, consideró.
La relativamente alta tasa de inflación y la débil creación de empleos formales siguen afectando la situación económica de las familias, señaló.
De hecho, Apoyo Consultoría afirmó que el tercer trimestre del 2015 fue el más duro para las familias desde el primer trimestre del 2014 (últimos 21 meses), periodo en el que se intensificó la desaceleración en el crecimiento.
Por niveles socioeconómicos (NSE), en setiembre la confianza del consumidor en el nivel AB se elevó tres puntos, a 55, y se ubicó un punto por encima del NSE CDE, que subió dos puntos.
En los últimos tres meses, se registró el nivel más bajo en la confianza de las familias sobre sus condiciones económicas actuales de los últimos seis trimestres. Esto es consistente con una tasa de inflación que se mantiene en un nivel relativamente alto (4% en agosto) y con un ritmo de crecimiento del empleo formal (0.5%), que es insuficiente para absorber el crecimiento del número de personas que buscan un empleo.
En contraste, cada vez más familias esperan que su situación económica familiar mejore en los próximos 12 meses. En el tercer trimestre del 2015, la confianza de las familias sobre su situación económica futura aumentó seis puntos respecto de hace un año, ubicándose en su nivel más alto desde el 2007.
Las familias suelen ser optimistas acerca de su situación económica dentro de 12 meses; sin embargo, una diferencia tan amplia entre la situación actual y la esperada no se había registrado desde el anterior periodo electoral.
Esto sugiere que un buen número de familias considera que el deterioro actual es temporal y que dentro de un año el entorno para consumir será mejor.
Además, puede explicar que algunas familias enfrenten la desaceleración incrementando sus niveles de endeudamiento y no necesariamente ajustando sus presupuestos a un nuevo entorno.
“Si las familias están en lo correcto, tomar deuda para superar un bache es lo acertado. Pero si nuestra proyección de bajo crecimiento del empleo durante el 2016 es correcta, el próximo año probablemente veamos una corrección en el ritmo de crecimiento del crédito de consumo y mayores ajustes en los presupuestos familiares”, advirtió.
Fuente: Diario Gestión